Surgió a fines del siglo pasado jugándolo al ping-pong a 5
minutos en la sala de juego de ajedrez del subsuelo de la confitería Richmond
en la calle Florida 466 en el centro de Buenos Aires.
Había un jugador cuyo
único objetivo estratégico de juego era cambiar y cambiar piezas para llegar al
final de peones o peones y torres y cuando lo lograba, aunque se encontrara
inferior siempre ganaba con su arte de jugar los finales de peones y torres en
el poco tiempo disponible que quedaba, antes que se caiga la aguja.
Un día
decidimos proponerle jugar ya directamente esos finales, así por lo menos
podríamos disponer de los 5 minutos para pensar y por eso, como se trataba del
momento final de la vida del juego del ajedrez, fue bautizado cariñosamente
“Ajedrez Jubilado”.
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